
Declaración Multiconfesional de UNOC3
Esta Declaración representa un compromiso interreligioso histórico con la conservación marina y la protección de los océanos, de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2025 (UNOC3) en Niza, Francia. Fue elaborada mediante un riguroso proceso colaborativo que involucró a representantes de diversas tradiciones y organizaciones religiosas, expertos en conservación marina y especialistas en políticas públicas. El documento articula valores espirituales compartidos para la protección de los océanos y ofrece recomendaciones concretas de políticas para apoyar los objetivos de conservación marina.
La declaración se lanzará oficialmente en la UNOC3 en junio de 2025, donde servirá como base para la promoción de la conservación marina desde una perspectiva basada en la fe.
Representantes de las siguientes organizaciones participaron como redactores y revisores del texto:
• Anglican Communion
• Baha'i International Community UN Office
• Bahu Trust
• Bloomberg Ocean Fund
• High Seas Alliance
• Interfaith Center for Sustainable Development
• Repair the Sea - Tikkun HaYam
• Soka Gakkai International
• UNEP Faith for Earth Initiative
• United Religions Initiative
• World Resources Institute
Introducción
El océano habla al corazón de nuestras tradiciones espirituales. El agua conecta y fluye a través de nuestras diversas religiones tanto en simbolismo como en sustento. Nosotros, representantes de comunidades de fe y tradiciones espirituales de todo el mundo, nos unimos para proteger nuestro océano compartido, el cual demuestra la interconexión y la interdependencia de las tierras, los pueblos y todos los seres vivos.
Las crisis planetarias provocadas por el ser humano—el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación—amenazan los ecosistemas oceánicos y violan el derecho humano a un medioambiente limpio, saludable y sostenible. El océano, que regula el clima y alimenta a miles de millones de personas, enfrenta amenazas sin precedentes. Es un imperativo moral proteger y cuidar del océano y de las personas en situación de vulnerabilidad que dependen de él. Sin embargo, cuando se le otorga respeto y cuidado, el océano demuestra una capacidad regenerativa extraordinaria. A medida que el frágil equilibrio de los ecosistemas marinos se ve cada vez más alterado, se nos llama a responder con sabiduría espiritual, comprensión científica y acción decidida.
Invitamos a la contemplación de las profundidades del océano como un viaje de significado espiritual—desde la zona iluminada por el sol, pasando por la zona crepuscular, hasta la zona de oscuridad absoluta—ofreciendo una sabiduría que puede guiar a la humanidad hacia una relación más consciente con el agua, fuente de toda vida. La interconexión del océano, al fluir entre continentes, tiene un profundo significado en nuestras tradiciones y nos convoca a una acción unificada.
La Zona Fótica: Iluminando Nuestras Interconexiones
Comprensión científica y preocupaciones ambientales: Esta zona, que se extiende desde la superficie hasta aproximadamente 200 metros de profundidad, produce la mitad del oxígeno del mundo y sostiene la mayoría de las pesquerías globales, proporcionando alimentos y medios de vida a millones. Esta región crítica enfrenta amenazas severas y convergentes. La expansión desenfrenada de la pesca industrial ha llevado al 90% de las poblaciones de peces a estar plenamente explotadas o sobreexplotadas, mientras que diversas actividades humanas han destruido casi la mitad de los hábitats marinos de crianza, incluidos los manglares y los pastos marinos. El cambio climático, incluyendo el aumento de la temperatura del mar, ha provocado un blanqueamiento masivo de los corales, con proyecciones que indican una pérdida del 90% de los arrecifes para mediados de siglo. La acidificación del océano amenaza a los organismos que forman conchas y a muchos otros a lo largo de las cadenas tróficas marinas, mientras que la contaminación, especialmente por plásticos, aguas residuales y productos químicos, crea "zonas muertas" en expansión donde poca vida puede sobrevivir. El aumento del nivel del mar y las tormentas más intensas ponen en peligro a las comunidades costeras e insulares vulnerables donde viven miles de millones de personas. Estos factores aumentan la presión sobre las aguas más esenciales para la productividad oceánica y la subsistencia humana.
Conexión espiritual: La zona fótica, donde la luz penetra lo suficiente como para permitir la fotosíntesis y donde la vida florece en abundancia, representa la plenitud de vida que creemos posible a través de la fe. Aquí, la diversidad refleja la multitud de expresiones de fe en la humanidad, cada una única pero compartiendo las mismas aguas. La zona fótica es el agua que conecta a personas y religiones a través del océano. Así como esta zona sostiene a la mayoría de la vida marina mediante relaciones interconectadas, nuestras tradiciones de fe enfatizan la interdependencia, recordándonos que nuestras acciones repercuten en toda la red de la vida.
La Zona Crepuscular: El Sagrado Viaje de Transformación
Comprensión científica y preocupaciones ambientales: Esta zona se extiende desde los 200 hasta los 1.000 metros de profundidad y alberga la mayor migración animal del planeta: un movimiento vertical diario de innumerables organismos que genera una vital bomba biológica de carbono. Se estima que esta región, poco comprendida, contiene diez mil millones de toneladas métricas de biomasa de peces, pero enfrenta amenazas emergentes desde múltiples frentes. Sin conocimientos sobre niveles sostenibles de extracción, la pesca comercial amenaza cada vez más a las especies de la zona crepuscular. El cambio climático altera la circulación oceánica y los niveles de oxígeno, lo que podría interrumpir los patrones migratorios esenciales tanto para las poblaciones marinas como para la captura de carbono. La minería en aguas profundas podría liberar nubes de sedimentos en estas aguas, mientras que la acidificación oceánica amenaza varios ecosistemas. El papel crucial de la zona crepuscular en la captura de carbono está en riesgo justo cuando empezamos a comprender su importancia, con un sinfín de especies aún por descubrir.
Conexión espiritual: La transición de la luz a la oscuridad en la zona crepuscular refleja el viaje espiritual del buscador: el paso entre lo tangible y lo trascendente, entre la certeza y la fe. Este espacio liminal representa transformación y adaptación, reflejando nuestra existencia en las dimensiones materiales y espirituales de la realidad. Las tradiciones de fe reconocen estas zonas como espacios sagrados donde lo físico y lo espiritual se entrelazan. Las migraciones verticales de la zona crepuscular nos recuerdan que el crecimiento espiritual a menudo implica transitar entre distintos estados del ser y de comprensión, ayudándonos a ascender de la oscuridad hacia la luz.
Comprensión científica y preocupaciones ambientales: Esta zona, la menos explorada y comprendida científicamente, existe en oscuridad perpetua bajo una presión extrema, entre los 1.000 y los 4.000 metros de profundidad. A pesar de este entorno hostil, alberga una biodiversidad extraordinaria. Organismos bioluminiscentes iluminan la oscuridad, mientras comunidades únicas prosperan en torno a fuentes hidrotermales a través de la quimiosíntesis. Estos ecosistemas enfrentan amenazas sin precedentes debido a que la minería en aguas profundas apunta a zonas de gran biodiversidad: respiraderos hidrotermales ricos en minerales y nódulos polimetálicos que tardan millones de años en formarse. La pesca de arrastre de fondo daña hábitats que requieren siglos para recuperarse, mientras que los efectos del cambio climático y otros contaminantes, incluidos los microplásticos, alcanzan incluso estas profundidades remotas. En este entorno, las perturbaciones humanas causan daños que perduran por generaciones. Lo que destruimos en momentos podría no recuperarse nunca durante nuestras vidas.
Conexión espiritual: La zona abisal, donde la vida persiste en formas sorprendentes, representa la sabiduría contemplativa en las tradiciones espirituales. En la oscuridad absoluta, muchas criaturas generan su propia luz, así como las prácticas contemplativas revelan que la iluminación divina a menudo surge desde el interior durante períodos de oscuridad espiritual. Las condiciones extremas del océano profundo, donde la vida florece a pesar de la enorme presión, reflejan cómo las tradiciones contemplativas encuentran potencial transformador en las circunstancias más difíciles de la vida. Esta zona nos enseña valiosas lecciones de resiliencia, paciencia y humildad, mientras reconocemos cuán poco sabemos sobre estos ecosistemas ancestrales que existieron mucho antes de la presencia humana.
La Zona Abisal: Contemplación en la Oscuridad Sagrada
Llamado a la Acción
Como personas de fe y buena voluntad, unidas en propósito, nos comprometemos a una acción urgente y transformadora que restaure una relación justa con el océano y entre nosotros mismos. Afirmamos la importancia de centrar los derechos humanos en toda la gobernanza y conservación marina, y apoyamos especialmente las demandas de los Pueblos Indígenas, pescadores artesanales y comunidades costeras.
Por tanto, hacemos el siguiente llamado:
1. Proteger y restaurar al menos el 30% de nuestros océanos para 2030 mediante áreas marinas protegidas efectivamente gestionadas y otras medidas de conservación basadas en zonas (OECMs). Este compromiso sagrado requiere no solo cantidad, sino calidad en la protección: designaciones que verdaderamente salvaguarden los ecosistemas marinos de actividades dañinas, incluyendo prácticas pesqueras destructivas, actividades de extracción de petróleo y gas marinos, y otras industrias perjudiciales.
2. Apoyar la moratoria sobre la minería en aguas profundas. Las profundidades oceánicas deben protegerse de explotaciones que podrían dañar irreversiblemente ecosistemas milenarios. La comunidad internacional debe priorizar el principio de precaución y la preservación, tomando decisiones sobre estas actividades potencialmente dañinas solo cuando la ciencia y una consulta inclusiva puedan guiar una gobernanza oceánica responsable.
3. Ratificar e implementar el Tratado de Alta Mar (Acuerdo sobre la Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional) lo antes posible, proporcionando el marco legal necesario para proteger la biodiversidad marina y promover una mayor equidad oceánica en aguas internacionales, que constituyen casi dos tercios del océano global, almacenan enormes cantidades de carbono y albergan gran biodiversidad, pero que han permanecido mayormente sin protección.
4. Abordar de forma integral la contaminación marina, incluyendo la contaminación por plásticos, vertidos de aguas residuales y químicos, contaminación acústica submarina, metales pesados y escorrentía de nutrientes que amenazan los ecosistemas marinos y la salud humana. Apoyamos la creación de un Tratado Global sobre Plásticos para enfrentar esta crisis desde su origen.
5. Reconocer el papel vital del océano en la regulación del clima y apoyar soluciones climáticas basadas en el océano, garantizando coherencia entre los resultados de la UNOC y los últimos informes del IPCC. Llamamos a una acción urgente para abordar el calentamiento oceánico, la acidificación, la desoxigenación y el aumento del nivel del mar, al tiempo que se promueven iniciativas de carbono azul justas, equitativas y basadas en los derechos, junto con soluciones basadas en la naturaleza.
Nos comprometemos a educar a nuestras comunidades sobre la conservación del océano a través de nuestras enseñanzas espirituales y a tomar acciones significativas dentro de nuestras esferas de influencia. Ya sea apoyando áreas marinas protegidas, promoviendo el objetivo global 30x30, o exigiendo políticas climáticas más firmes, reconocemos nuestra responsabilidad moral hacia las comunidades que ya enfrentan el aumento del nivel del mar, tormentas más intensas, medios de vida perturbados e inseguridad alimentaria. Como guardianes, cuidadores y parte integral de la red de la vida, estamos llamados a responder con sabiduría y amor al sufrimiento de nuestros semejantes.
Algunos educarán, otros abogarán, muchos transformarán sus hábitos personales—juntos generando el cambio necesario en la relación de la humanidad con las aguas sagradas. Así como ningún río puede llenar el océano por sí solo, ningún enfoque único puede salvarlo, pero nuestra acción colectiva se convierte en una fuerza poderosa de renovación, ayudando a lograr una protección efectiva, equitativa y ecológicamente representativa de al menos el 30% de nuestro océano para 2030.
Esta convergencia de acción se fortalece con la integración de diversos sistemas de conocimiento. Nuestra comprensión, a través de la ciencia, la fe y el saber tradicional, crea una visión más completa de nuestras aguas sagradas y enfoques más eficaces para su protección. Ningún sistema de conocimiento por sí solo puede abordar los complejos desafíos que enfrenta nuestro océano, pero juntos estos sistemas forman una sabiduría mayor que la suma de sus partes.
Invitamos a todas las personas que escuchen este llamado a unirse a nosotros para asegurar que las generaciones futuras conozcan el océano no como un triste testimonio de lo que destruimos, sino como una prueba viva y profunda de cómo la humanidad transformó su relación con el agua que sostiene toda la vida en este planeta.